Centro Europeo de las Mujeres Mariana de Pineda - Agenda:
Inolvidades: Concepción Arenal
Horario de visita: Divulgación web
Concepción Arenal
Pensadora, periodista, escritora y activista social. Nació en Ferrol (La Coruña, Galicia) en 1820, en un contexto familiar acomodado en el que convivían profundas convicciones liberales y religiosas, dualidad que permanecerá presente en el carácter conciliador de su pensamiento.
Quedó huérfana a los 21 años, heredando el mayorazgo familiar; lo que, plausiblemente, le permitió tener cierta autonomía y desarrollar su visión critica con respecto al matrimonio y al rol femenino que se imponía a las mujeres de su época:
“Lo primero que necesita la mujer es afirmar su personalidad, independientemente de su estado, y persuadirse de que, soltera, casada o viuda, tiene derechos que cumplir, derechos que reclamar, dignidad que no depende de nadie, un trabajo que realizar e idea de que es cosa seria, grave, la vida y que si se la toma como un juego, ella será indefectiblemente un juguete.”
Durante su juventud obtuvo una gran formación intelectual, por la que -no obstante- tuvo que luchar decididamente; experiencia que le valió para ganarse posteriormente el reconocimiento intelectual de sus coetáneos:
“No sé lo que necesito hacer para conseguir mi objetivo, pero sé que haré todo lo que sea necesario, y estoy también íntimamente persuadida de dos cosas:
Que el puesto que me corresponde en el mundo de la inteligencia no lo ocuparé mientras viva.
Que el que ocupe no lo tomaré sino a la bayoneta.”
Así respondió al ser preguntada por el motivo que le hacía quedar a la sombra de sus equivalentes masculinos. Sin duda, gracias a este empoderamiento, a su determinación por mejorar aquella sociedad y a la gran capacidad intelectual que demostró, se convirtió en una pionera del feminismo en su país y produjo una importantísima obra que la llevó alcanzar un enorme reconocimiento en Europa, Estados Unidos y posteriormente América Latina, especialmente después de su muerte en 1893.
Su pensamiento, muy entrelazado con las corrientes krausitas de la época, trataba de responder los problemas de su sociedad desde una perspectiva pedagógica, de modo que planteó la reforma del sistema penal asumiendo que los delitos eran fruto de la escasez de recursos educativos. La misión de la prisión no debía centrarse sólo en el castigo sino que debía orientarse a la reeducación de la persona delincuente, haciendo de las cárceles escuelas y fomentando las instituciones de enseñanza, para incidir en los problemas desde la raíz. Así mismo, dedicó grandes esfuerzos a reivindicar la urgente necesidad de formar a las mujeres, ”no solo como fundamento para la igualdad jurídica, sino como una necesidad pública” (Delia Manzanero, 2020).