Se plantó este jardín como un parterre versallesco, una perspectiva alargada central cortada por un eje menor y en el centro un amplio estanque bajo. En el agua había una figura mitológica de un río, un viejo tumbado con un cántaro que vertía un importante caudal de agua. Rodeando al estanque había ocho estatuas mitológicas de barro pintado de blanco para imitar mármol. La simbología estaba copiada de las estatuas de Le Brun para Versalles, los cuatro elementos y las cuatro horas del día, sustituidas estas últimas en los Mártires por las cuatro estaciones. De esas ocho estatuas originales se perdió una, la Primavera, en el siglo XIX y el Agua, representada por un Neptuno, ocupa hoy el centro del estanque.
Los cuatro cuadros que delimitan los caminos eran cada uno en origen un pequeño laberinto de setos bajos de boj que abrigaban cultivos de flores. Los únicos árboles eran veinte magnolios, cinco en cada cuadro, que formaban conos de color verde oscuro que recordaban los recortados tejos de los parterres franceses. Tenían los cuadros en sus vértices grandes copas de terracota de las que sobreviven sólo dos, colocadas entre las estatuas del estanque.
La imagen actual del Jardín Francés es muy diferente de la primitiva.Con el tiempo los pequeños magnolios han crecido hasta ser los actuales grandes árboles que vemos, se han introducido por los diferentes propietarios numerosas palmeras, naranjos y arbustos de flor, que han convertido el original tapiz de setos y flores en un denso y elevado bosque. Sin embargo aún podemos reconocer la intención del autor, gracias a que este jardín no ha sufrido cambios en su trazado y conserva la mayoría de sus estatuas originales.