Las recomendaciones de actuación que se recogen a continuación están extraídas del libro Manual Cruz Roja de Primeros Auxilios, editado por El País-Aguilar. El capítulo así titulado se encuentra entre las páginas 308 a 313, realizándose también un resumen del mismo en la página 315. Al tratarse de una situación muy común en las actuaciones de emergencias, hemos creído de interés general el recordar el tipo de actuaciones a realizar en estos casos. Este Manual, es muy recomendable para tener a mano toda la información relativa a socorrismo y primeros auxilios. Cuenta además con atractivas ilustraciones que lo hacen especialmente claro y didáctico.

Las enfermedades que afectan al corazón y a los vasos sanguíneos (enfermedades cardiovasculares) son la principal causa de muerte en nuestra sociedad. El ataque cardiaco es la consecuencia más importante entre todas ellas, ya que causa la muerte de más de la mitad de las personas que lo sufren.


Las enfermedades cardiovasculares.

Estas enfermedades tienen mucho que ver con nuestros hábitos de vida; está demostrado que su aparición y desarrollo dependen en gran parte de nuestra alimentación, de los hábitos tóxicos

(tabaquismo), el sedentarismo (obesidad), la tensión arterial alta (hipertensión) y el estrés. Estos factores son clave en el desarrollo de la enfermedad cardiovascular.

El corazón es uno de los órganos más importantes de nuestro cuerpo. Es el responsable de bombear continuamente la sangre a nuestro organismo. El corazón está formado principalmente por tejido muscular (miocardio) con funcionamiento autónomo. Esta constante actividad hace que deba recibir un aporte, constante y proporcional a la actividad que realiza, de sangre oxigenada y rica en nutrientes, como la glucosa, para poder mantener en funcionamiento sus células contráctiles. De la distribución de esta sangre al miocardio se encarga una red vascular que lo envuelve completamente; es la red coronaria.

Un corazón sano recibe de la red coronaria sangre suficiente para latir de forma regular y constante, lo que le permite adaptarse fácilmente a la demanda de sangre oxigenada que provocan los esfuerzos, como es el caso del deporte, aumentando su fuerza de contracción y el número de latidos (frecuencia cardiaca).

Las enfermedades cardiovasculares pueden provocar estrechamientos y obstrucciones en los vasos sanguíneos; la causa más frecuente es la aterosclerosis o formación de ateromas (acúmulos de grasa) en las paredes de las arterias. Si las arterias afectadas son las coronarias, el miocardio no recibirá suficiente sangre oxigenada para realizar correctamente su función. Esta situación se denomina isquemia y es la responsable del ATAQUE CARDIACO.

Según el grado de obstrucción coronaria y la importancia de la isquemia consecutiva, podemos encontrar dos enfermedades diferentes:
Angina de Pecho.

Si la obstrucción no es total, tendremos una zona del miocardio que recibe menos sangre. En el caso de realizar un esfuerzo o padecer algún trastorno emocional que requiera un incremento del trabajo cardiaco, esta zona no recibirá suficiente oxígeno para aumentar su actividad, produciéndose el ataque cardiaco. Normalmente en la angina de pecho, al cesar el esfuerzo y reposar unos diez minutos, suelen desaparecer o se calman las molestias, ya que se reduce la necesidad de oxígeno que requiere el miocardio.

Infarto de miocardio.

Si la obstrucción coronaria es completa, una parte del miocardio no recibirá oxígeno de manera permanente, por lo que cuando aparezcan las molestias, éstas no se calmarán con el reposo, pudiendo quedar lesionado el miocardio por muerte (necrosis) de las células isquémicas. La lesión del miocardio por infarto puede llegar a ser mortal, si el territorio que no recibe sangre es bastante grande como para afectar gravemente el funcionamiento del corazón, y éste no sea capaz de bombear sangre a los órganos vitales.

Síntomas.


Durante un ataque cardiaco, ya se trate de una angina de pecho o de un infarto de miocardio, podemos encontrar:

· Dolor o molestias persistentes en el pecho: es el llamado dolor precordial, que puede irradiarse (extenderse) hacia el cuello, hombros, brazos, espalda y maxilar (mandíbula). Es un dolor característico que se describe como sensaciones que van desde un peso en el pecho hasta una zarpa que oprime directamente al corazón. Este dolor se confunde a menudo con el que provocan las indigestiones; éstas pueden calmarse cambiando de postura o tomando antiácidos, y además, el dolor no se irradia a otras zonas.

· Dificultad respiratoria: el corazón necesita más oxígeno y, por lo tanto, la respiración se hace más rápida, y la angustia que provoca el dolor aumenta también la frecuencia respiratoria. La víctima de un ataque cardiaco puede notar dificultad al respirar y sensación de ahogo.

· Alteraciones en la piel: durante un ataque al corazón, la circulación sanguínea se redistribuye y se adapta, para dar prioridad a los órganos vitales del organismo. La piel puede estar fría, pálida y sudorosa si no le llega bastante sangre, o bien cianótica (azulada) si la que le llega, está poco oxigenada.

· Irregularidades del pulso: las lesiones miocárdicas pueden provocar alteraciones del ritmo y la intensidad de los latidos cardiacos, pudiendo hallarse alterado el pulso.

· Finalmente, inconsciencia, parada respiratoria o parada cardiorrespiratoria, en los casos muy graves.

Actuación:


Si nos encontramos ante una persona que presenta un dolor persistente en el pecho que nos hace sospechar un ataque cardiaco, hacerle detener todo tipo de actividad, tender a la persona y mantenerla en reposo.

· Intentar calmarla, ya que la angustia aumenta las necesidades de oxígeno y puede agravar la situación.

· Si existe dificultad respiratoria, podemos mejorarla colocando a la víctima en posición semisentada.

· Aflojar cualquier prenda que le oprima el cuello o el abdomen.

· Preguntar a la víctima, familiares o acompañantes, si padece alguna enfermedad o toma alguna medicación. Muchas personas han sufrido previamente otros episodios de ataques al corazón y toman alguna medicación específica que ayuda a reducir el dolor y favorece la oxigenación del miocardio, ya que dilata la red vascular coronaria.

· Ayudar a la víctima a buscar y tomar la medicación específica es muy importante ya que podemos detener el episodio de isquemia. Es preciso insistir en que la medicación debe llevarla la persona afectada; nunca se debe administrar la que lleva cualquier viandante. Esta medicación sólo se administrará si ha sido recetada a la persona afectada con anterioridad al ataque.

· Activar el sistema de emergencia médica ante cualquier indicio que nos haga sospechar un ataque cardiaco. Una vez solicitada la ayuda, valorar la respiración y el pulso e iniciar el Soporte Vital Básico, si es necesario, o colocar a la persona en Posición Lateral de Seguridad (PLS) si está inconsciente.
· Solicitar la ayuda especializada e iniciar rápidamente las maniobras de Soporte Vital Básico mejoran considerablemente las posibilidades de supervivencia de la víctima.

Prevención:


Como se comentaba al inicio del capítulo, los hábitos de vida saludables son la clave en la prevención de las enfermedades cardiovasculares y, por lo tanto, del ataque al corazón. Los factores de riesgo relacionados con una alta posibilidad de sufrir un ataque cardiaco son:
· Tabaquismo.
· Dieta alta en contenidos grasos.
· Presión arterial elevada.
· Sobrepeso y obesidad.
· Sedentarismo, inactividad.
· Estrés.

La combinación de estos factores, hecho habitual en nuestra sociedad, aumenta considerablemente el riesgo de padecer un ataque al corazón.

RESUMEN:


Angina de Pecho.
Infarto de miocardio.

SÍNTOMAS:
-Dolor precordial, que puede extenderse hacia el cuello, los hombros, los brazos, la espalda y la mandíbula.
-Respiración rápida.
-Aumento de la frecuencia cardiaca.
-Sensación de ahogamiento.
-Piel fría, pálida y sudorosa o cianótica.
-Pulso alterado.

ACTUACIÓN:
-Colocar a la víctima en posición semisentada; aflojarle las ropas que le opriman el cuello o el abdomen.
-Si está inconsciente, ponerla en PLS.
-Hacer que descanse.
-Si ha sufrido otros ataques y toma una medicación específica, hacérsela tomar.
-Controlar los signos vitales y actuar en consecuencia.


Selección de José Fernández. 18454