Descripción: | Representación pictórica de un asunto a caballo entre lo religioso y lo histórico, se centra en el episodio del martirio que los cautivos cristianos sufrieron durante la dominación del gobierno nazarita de Granada, y en concreto sobre la figura del obispo de Jaén don Gonzalo de Estúñiga, hacia el año 1456. La escena se desarrolla en un espacio abierto interpretado como el Cerro de San Miguel, que corona el Albaicín. El fondo pictórico lo ocupa la silueta recortada de Sierra Nevada, con su fisonomía geográfica, cubierta por la nieve. Un cielo muy oscuro hace las veces de fondo pictórico, El plano que acontece después, una sucesión de elevaciones cubiertas de una intensa hierba verde, se cubre de pequeños grupos de figuras, tres en concreto, con personajes revestidos a la usanza musulmana, que en actitudes lesivas, dañan a los otros, con lo que estamos ante una escena de martirios cristianos. Pero es el primero de los planos, que además ocupa el mayor espacio en la composición, el que centra la atención de la obra: nueve figuras arrodilladas y dispuestas horizontalmente, (es este grupo el que influye en la horizontalidad compositiva) se preparan con resignación para sufrir el mismo fin que los otros que ya decíamos de planos inferiores. En la izquierda del espectador, entre un cortinaje rojo con claroscuros intencionados, un Cristo en la Cruz al que se dirigen los próximos mártires. Más cerca del crucifijo, un ángel de dalmática colorida lleva de la mano al anciano obispo, de blanco y con prominente barba, que busca en Dios las fuerzas para el sufrimiento del que va a ser objeto. Los símbolos episcopales están a sus pies, como la mitra y el báculo, junto a una leyenda alusiva. Dos religiosos, dos caballeros y una mujer con dos niños, uno en brazos, todos de rodillas y de cuyas cabezas sale una cruz dorada con la que se señalan como mártires, suceden al obispo en una fila. Tiene el cuadro un marco de molduras de madera doradas y de color caoba indistintamente. |