Oficina del Defensor del Ciudadano de Granadafdf
Actualidad
Pregón de las fiestas de Fígares
Querido alcalde, queridos concejales, querido presidente, junta directiva y miembros de la Asociación de Vecinos del Barrio Fígares-Río Tenerías, queridas vecinas, queridos vecinos:
¡Qué fácil es hacer un pregón para las fiestas populares de un barrio lleno de buena gente, como el vuestro! Si además el pregonero, por su provecta edad y su curiosidad a prueba de bombas y años, conoce algo la historia, curiosa y apasionante, de este trozo de corazón mismo de Granada, pues miel sobre hojuelas.
Este barrio está unido a la historia de un servidor como la vida misma. Por poner un ejemplo, y perdonad que hable de mi, en vuestra acequia gorda, al fin adecentada, pillé un hermosísimo tifus hace cincuenta años. Eran otros tiempos, y a mis amigos y a mi no se nos ocurrió otra cosa que bañarnos en la dichosa acequia. Bueno, pues me puse malísimo y estuve a punto de irme al otro barrio, todavía no tengo claro si mejor o peor. Los cuidados de mi madre y los de mi médico de la Casa del Socorro del Ayuntamiento, con las medicinas, claro, y mucha higiene y mucha lejía, me salvaron. Y esta noche, medio siglo después, un servidor está aquí con vosotros a punto de piropear a la acequia gorda, a la que más bien tendría que denunciar por homicidio frustrado. Tiene la cosa cataplines.
Pero yo quiero mucho al barrio Fígares, porque también formó parte intensa de mi vida juvenil. Gracias a los socavones, montículos y charcos de la calle Alhamar en otros tiempos, que ya son historia, recibí la instrucción preliminar adecuada para llegar a ser oficial de carros de combate. Porque la calle Alhamar de los años 50 y por ahí se parecía a los campos de la gran batalla de Bailén, llenos de polvo y de heroicos vecinos y transeúntes, que se jugaban la vida a punto de desaparecer en algún cráter casi lunar.
Precisamente, el motivo fundamental de la recreación de la batalla de Bailén, que hicimos en esta explanada del Palacio de Congresos con el Ayuntamiento en el pasado mes de julio, fue rendir homenaje a los bravos vecinos y vecinas del Barrio Fígares-Río Tenerías por la gran guerra que durante tantos años mantuvieron contra viento y marea hasta que lograron que este trozo del corazón granaíno estuviera tan guapetón como está esta noche y todas las noches.
Además, hace poco que habéis estrenado la nueva sede la Asociación de Vecinos en el Palacete del Marqués de Mondéjar que, en mi modesta opinión, ha quedado de fábula. Y ¡vaya poderío que tenían los marqueses de Mondéjar! Era uno de los títulos más importantes de la aristocracia castellana, ligados a los condes de Tendilla. Lo que pasa es que al marqués de Mondéjar de turno apostó a caballo equivocado durante la guerra de sucesión. Ganó Felipe V de Borbón y el Mondéjar había apoyado al archiduque Carlos de Austria. Pero un error cualquiera lo tiene en la vida.
Pero tenéis en el barrio no sólo marqueses de rancio abolengo, sino a reyes tan principales como Alhamar, el constructor de la Alambra y todo ello adobado por un río, el Genil. Federico se equivocó cuando dijo que por los ríos de Graná sólo reman los suspiros. Pues no. Porque tenéis, tenemos el problema, en vías de solución, eso sí, de que por vuestro Genil también reman los mosquitos, porque los muy puñeteros ya han aprendido a nadar y a guardar la ropa. Y anda que no son hermosos. Peor no dudéis de que estos molestos inquilinos del cauce del Genil tienen sus días contados y caerán derrotados por las huestes del buen edil Vicente Aguilera o de quien exactamente corresponda.
Y termino ya. Que muchas felicidades al presidente y a vuestra asociación de vecinos por estas fiestas magníficas en el umbral de la gran fiesta de otoño de Granada, la procesión de la Virgen de las Angustias. Que enhorabuena a todas las personas del barrio y a todos los colaboradores de la asociación que ahora se premian.
Y, que estoy con vosotros cuando queráis, en la Oficina del Defensor del Ciudadano del Ayuntamiento de Granada. Un abrazo a todos. Que seáis muy felices, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.