Las ciudades y la sostenibilidad ambiental mundial.
La actividad urbana repercute gravemente sobre los límites de la capacidad de carga mundial por:
· la utilización de energía fósil en edificios, actividades, transporte y sus correspondientes emisiones contaminantes;
· el consumo de recursos físicos y su consecuente producción de residuos;
· la emisión de contaminantes dañinos para todo el planeta, como los metales pesados o los destructores de la capa de ozono.
Por tamaño, población y consumo per capita de sus habitantes, las ciudades europeas tienen una elevada responsabilidad en la crisis de sostenibilidad mundial, lo que las obliga a reducir su impacto.
Las ciudades y la sostenibilidad ambiental local y regional.
Dentro de sus ecosistemas regionales las ciudades son grandes entidades, que tienen importantes efectos sobre la capacidad de carga regional por la concentración de actividades que suponen. En este sentido los aspectos más evidentes se sitúan, por ejemplo, en la fuerte presión sobre el agua, ya sea superficial o en capa freática (agotamiento, salinización, contaminación), sobre la vegetación, sobre los suelos, etc. Pero quizás sobre donde más se refleja el impacto es en la producción de residuos causados por un consumo cada vez más alto y concentrado en lo urbano. Ejemplos:
· El volumen de vertidos supera frecuentemente (más en el área mediterránea) la capacidad de absorción de los ríos, ocasionando pérdidas en los ecosistemas, eutrofización y acumulación de residuos tóxicos .
· La contaminación atmosférica supone a menudo un riesgo para la salud.
· Los vertederos de residuos sólidos ocupan grandes espacios y presentan problemas de filtraciones y metano.
Las ciudades son cada vez más una fuerza atractora importante sobre las zonas circundantes. Esto, junto con un transporte a larga distancia barato y fácil ha dado como resultado la llamada “huella” ecológica de las ciudades. Así por ejemplo:
· minas, canteras, pantanos y centrales eléctricas de zonas rurales satisfacen cada vez más la demanda de recursos y energía de la ciudad;
· los residuos urbanos van cada vez más lejos, a vertederos rurales;
· la actividad agropecuaria se orienta a la demanda urbana de alimentos transformados, empaquetados y disponibles permanentemente. Facilidad de transporte, regularidad y normalización priman sobre nutrición, bienestar animal, eficacia en el uso de recursos, diversidad, diferenciación regional e, incluso, sabor.
El cosmopolitismo urbano asociado a la concentración de riqueza origina un consumidor europeo con deseos de viajar a las zonas más alejadas y exóticas del planeta en busca de nuevas experiencias de consumo. De este modo la huella ecológica de las ciudades del norte se ha extendido por todo el planeta, apropiándose de la capacidad de carga de otros lugares lejanos.
Las propias ciudades son hábitats ecológicos. Si bien el desarrollo urbano reduce la biomasa y la biodiversidad mediante la urbanización del campo, con el desplazamiento de poblaciones animales y vegetales, también es cierto que puede crear nuevos hábitats y nichos. El modelo de los espacios verdes urbanos, su conexión entre ellos, su interacción con los edificios, su tipo de gestión, los niveles de ruido y contaminación y el propio comportamiento humano influyen en las cualidades de la ciudad como hábitat.
Calidad de vida.
La definición de sostenibilidad del Informe Brundtland parte de las necesidades humanas y no del medio ambiente. El objetivo del desarrollo sostenible es, pues, mejorar y mantener la calidad de la vida humana. De ahí que los principio antes mencionados de cautela y gestión de la demanda sean aplicables a las repercusiones mundiales sobre la sostenibilidad, pero la gente valora otros muchos aspectos del medio ambiente no relacionados con la supervivencia física como son la calidad estética y cultural del medio circundante o la tranquilidad. También valora, por su puesto, otras muchas cosas que no guardan relación directa con el medio ambiente pero que contribuyen a la calidad de vida, nivel material de vida, seguridad pública, acceso a la educación,. a la salud, al trabajo, a la cultura, etc. En este sentido es donde en un contexto de sostenibilidad hay que distinguir entre la calidad de vida y deseos materiales que no son sostenibles a largo plazo, es decir, es necesario pasar a prioridades más orientadas hacia el medio ambiente y a la adaptación a modos de vida más sostenibles.
Potencial de las ciudades e incapacidad para desarrollarlo.
El Libro Verde sobre el Medio Ambiente Urbano (CEE, 1990) señala que las ciudades tienen un gran potencial para reconciliar los diferentes aspectos de la sostenibilidad. La propia densidad de población permite accesibilidad fácil o una inmensa y variada oferta de trabajo, bienes y servicios; también permite una gran cantidad de desplazamientos en transporte público ecológico, servicios más eficaces desde el punto de vista del medio ambiente como el reciclado y maneras de construir más eficientes energéticamente. No haber conseguido esto es un fracaso social no inherente a lo urbano.
Subcategoria: Antecedentes | Fecha: 06/03/2007 |